1001 Albums Summary

Linda producción, valorable coherencia entre tema y tema, hermosos de escuchar el violín y el saxo. Las voces, por momentos conversando, muy amenas también. Los temas valorables en su formato largo, en el sentido de que uno como oyente debe comprometerse. Por ejemplo, de ser "This is what she's like" varios temas distintos en vez de uno sólo largo, sería más fácil decir cuál gusta más y cuál menos, más no es ese el objetivo de escuchar música, entonces considero que este disco por momentos propicia la escucha activa y compleja. De todos modos, no todos los temas logran esto y tampoco sé si es el objetivo de los artistas. Por ejemplo, "One of those things" son seis minutos de tres acordes y algunos estribillos acaso atendibles, como una zapada sobreproducto de su época. En cualquier caso, merece una reescucha adonde me gustaría prestarle más atención a las letras.

Un disco que seguro espera. En la primera escucha, citando a una criptonita de todo hijo beach boy, hasta las canciones felices son tristes. Disfruté las más luminosas "Used to be" y "Lover of mine". Suena lindo. La voces están producidas de una manera en que no se vuelve meloso y eso se agradece, y los instrumentales están a un paso de sonar a publicidad, pero tampoco lo logran y ahí debe yacer el valor de todo disco lindo indie. No siento que haya algo en este disco que no vaya a encontrar en otro lugar. Las melodías me parecieron pegadizas por momentos, pero es altamente factible que no recuerde un compás. Seguramente esta banda tiene mejores cosas.

Ameno aunque lejos de mi universo, intenté imaginar una fusión entre Faith No More y Chumbawamba para hacerlo más digerible. La barrera idiomática pega. La producción, algo seca, me permite no abrumarme con la estética oscura que trae este disco. Los temas, disfrutables en su forma, arreglos y algunas melodías también. Difícilmente vuelva a escucharlo pero si un día quiero investigar esta veta, sé que este es un indispensable.

Luminoso, divertido y todo lo que debería ser un buen disco de jazz vocal. La voz de Sarah Vaughan es una de aquellas que te hace dudar de tu condición de humano (como la de Sinatra), y el combo -especialmente disfruté a Roy Haynes en la batería- interpreta los temas soberbiamente. En 35 minutos hay lugar para temas juguetones así como para las baladas (me sorprendió la versión de Just a Gigolo) y me dejó con ganas de seguir investigando si esta formación ha grabado más pues lo ignoro completamente. Un clásico, entiendo, de una artista que vergonzosamente no había escuchado hasta ahora.